martes, 12 de septiembre de 2017

ECONOMÍA CIRCULAR

El modelo económico actual, que es de carácter lineal, se basa en la extracción, fabricación, utilización y eliminación, y parece que se acerca a sus límites, como lo prueban el agotamiento de ciertos recursos naturales y, sobre todo, la extenuación de los yacimientos de combustibles fósiles.

Frente a este modelo económico de “tomar, hacer y desechar”, que se alimenta de grandes cantidades de energía y otros recursos baratos de acceso fácil, el modelo de economía circular plantea un ciclo continuo que optimiza el uso de los recursos, al gestionar unos flujos renovables.

El paradigma circular, que saltó a lo medios de comunicación en los años 70, vuelve ahora, propugnando que los productos y recursos mantengan su utilidad, lo cual obliga a trabajar con materiales biodegradables, aquellos que pueden descomponerse en elementos químicos naturales por la acción de agentes biológicos, como el agua, el sol, las bacterias, los animales o las plantas.

Propone funcionar con un diseño sin residuos, a fin de que los componentes biológicos y químicos de los productos se puedan integrar de nuevo en el ciclo por medio del reciclaje o el compostaje (abono natural)

La economía circular supone un nuevo modelo de organización productiva para desacoplar crecimiento económico y aumento del consumo de recursos y sustituirlo por un incremento en la eficiencia al utilizarlos. Los recursos deben tener utilidad y valor en todo momento. Se elimina el concepto de residuo final, porque lo que es residuo para una empresa puede ser materia prima para otra.


Como vemos en la imagen, el estilo debe ser “de la cuna a la cuna”. Al diseñar un producto se ha de tener en cuenta su utilidad una vez que sea desechado.

Los productos se diseñan y producen pensando que sus componentes deberán integrarse en un proceso posterior. Modularidad, flexibilidad, versatilidad y adaptabilidad son elementos valiosos a tener en cuenta. La energía debe ser de origen renovable y priorizarse los procesos y tecnologías de menor consumo energético.

Siguiendo el pensamiento sistémico, la economía circular trata de imitar a la naturaleza, en la que todos los elementos se influencian entre sí para formar un todo complejo, un modelo de ciclos basado en el reciclaje, reutilización y reparación o mejora.

A nivel empresarial, el modelo circular plantea una economía restaurativa, que aspira a no generar residuos, eliminando aquellos que en estos momentos no se puedan evitar. Optimiza el rendimiento de lo recursos y fomenta la efectividad de los sistemas, evitando externalidades negativas tanto en aire y agua como en forma de cambio climático.






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