martes, 8 de noviembre de 2016

ECONOMÍA DEL "EFECTO GOTEO"

La teoría del “efecto goteo” surgió en el siglo XX en el mundo de la moda, al considerar que la forma de vestir de las clases más altas llega a las más bajas en forma de “goteo”, de arriba hacia abajo, por imitación

Hacia los años 80, la teoría fue adoptada por la económica neoliberal y dio fundamento a las políticas fiscales del presidente norteamericano Ronald Reagan, El “efecto goteo”viene a decir que las generosas prerrogativas fiscales proporcionadas a las grandes empresas y las rebajas de impuestos en favor de los más ricos generan beneficios que, cayendo hacia abajo como gotas, se transforman en ventaja para todos.

También se llama “teoria del derrame” porque recoge la imagen de unos vasos colocados en pirámide. Vertiendo un líquido al vaso que se encuentra en la cúspide se observa que, al llenarse el vaso, el líquido restante gotea o salpica a los de abajo.

Así sucede el fenómeno físico, pero es porque no cambia el tamaño de ningún vaso. Trasladado a la economía, si los que están en la parte superior absorben cada vez más riqueza (aumento del tamaño de los vasos), acaban recogiendo gran parte del aumento de PIB (el nuevo liquido que se vierte), tal como se observa en la siguiente figura




La economía del goteo o del lado de la oferta hace referencia a las políticas económicas que favorecen a los llamados “generadores de riqueza”. Se pregona que beneficiar a los empresarios ayudará a crear empleo y mejorará las condiciones de vida de todos los ciudadanos. En los discursos de John F.Kennedy se encuentra el aforismo que se repite continuamente: “una marea alta levanta todos los barcos”

Esta forma de ver la economía dice que las políticas públicas deben centrarse exclusivamente en potenciar los crecimientos de los países, porque esa riqueza que se genera se va repartiendo por sí misma, goteando a todas las capas sociales

La agenda económica actual sigue dominada por esta teoría, que ha sido respaldada por organismos internacionales, tales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)

Sin embargo, parece que hay cierto cambio en la dirección de los vientos. Hasta el FMI, que está teniendo que considerar a la distribución de la renta como un asunto importante de la estabilidad macroeconómica, en sus jornadas de otoño, ha señalado que el mundo se recupera lento y frágil de la crisis más dura desde la Gran Depresión, un declive brutal que ha empobrecido a las clases trabajadoras hasta en los países más ricos.

Admite que la riqueza no se reparte sola, es decir, que la economía del goteo es insuficiente y que ha aumentado la desigualdad en las últimas décadas. Reconoce que la distribución de la renta afecta al crecimiento, porque si la proporción de los ingresos del 20% más rico se incrementa, el crecimiento del PIB decrece en el medio plazo.

Los datos muestran que una insignificante minoría de la población mundial acumula la quinta parte de la riqueza del planeta. Recientemente, la ONG Oxfam daba a conocer que 62 personas tienen la misma riqueza que 3.600 millones, un símbolo muy claro de la injusticia del sistema económico neoliberal. Es evidente que la riqueza no está goteando hacia abajo para penetrar en las capas sociales más bajas.

Como afirman algunos economistas, las herramientas con las que se trabaja han tendido a centrarse en el crecimiento del PIB, pero el problema es que si ese crecimiento va al 2% de la población y el 98% pierde, además de ser injusto, se genera un problema sociopolítico
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