martes, 12 de abril de 2016

TASAS NEGATIVAS DE INTERÉS

La política monetaria ha tratado siempre de hacer frente a la inflación, uno de los enemigos del capital financiero, a base de mantener tipos de interés suficientemente elevados como para frenar el incremento del índice general de precios de consumo. 

Sin embargo, las políticas que aplican los bancos centrales en los últimos tiempos están rebajando las tipos de interés, hasta situarlos en terreno negativo. El Banco Central Europeo ya lo ha hecho y algunos analistas estiman que también la Reserva Federal de EE.UU. podría recurrir a las tasas negativas si se debilita la recuperación de la economía norteamericana.

No olvidemos que las tasas de interés que se anuncian son nominales. Teniendo en cuenta que en España el Índice de Precios de Consumo es en estos momentos en torno al -0,8% anual, el tipo de interés real, aunque el nominal caiga al 0%, sigue siendo positivo, +0,8% en este caso. 

El descenso de los tipos de interés, que ha seguido la estela de la caída de los precios, resulta pernicioso para la rentabilidad de los bancos. Se han reducido los márgenes del negocio tradicional bancario, que consiste en coger el dinero a un precio y prestarlo más caro, al tiempo que ha aumentado la presión regulatoria.

El BCE ha tratado de desincentivar el depósito del dinero de los bancos en el organismo europeo, a fin de que lo destinen a créditos para las empresas y las familias, de manera que las primeras lo inviertan y las segundas lo consuman, para estimular el crecimiento en una zona euro con escaso incremento del PIB.

Pero las medidas de los bancos centrales no fueron suficientes para estimular la concesión de créditos, ya que las entidades bancarias se dedicaron a comprar deuda pública y a depositar los excedentes monetarios en el banco central. 

Después de 18 meses con el precio del dinero en el 0,05% anual, el BCE decidió a comienzos de abril seguir el ejemplo que han aplicado otros bancos centrales y ha rebajado los tipos de interés al 0%, marcando así un nuevo mínimo histórico. Además, la institución europea aplicará una tasa del -0,4% a todas las entidades que depositen su dinero en el BCE, es decir, que perderán dinero. 

En el siguiente gráfico tenemos la evolución del Euribor (Euro InterBank Offered Rate), que es el tipo de interés medio al que una selección de bancos se otorgan préstamos a corto plazo.


Vemos la trayectoria descendente de los dos años últimos, hasta convertirse en tasa negativa de -0,012% en marzo.

En general, no es habitual la aplicación de una tasa de interés negativa en economía, ya que cuando los ahorradores deciden depositar su dinero en los bancos están sacrificando el consumo presente para incrementar su capacidad de gasto en el futuro.

Si el objetivo de un inversor financiero es obtener un rendimiento, parece que pagar por prestar dinero no tiene sentido. Pero la inversión está relacionada con el riesgo que se quiere asumir. Algunos, sobre todo grandes inversores, pueden querer salvaguardar parte del patrimonio y asumen el coste que supone el interés negativo en una parte de sus inversiones. 

Tenemos el caso de Suiza, que está emitiendo bonos a 10 años con rendimiento negativo. Ello supone que los inversores los compran a un precio por encima de la par. Por ejemplo, pagan por unos bonos 1.100 francos suizos cuando al final recibirán 1.000. Así se crean los tipos de interés negativos, que asumen los que buscan refugio contra los efectos de las perturbaciones económicas. 

En el caso de las hipotecas españolas, el Euribor a doce meses es el indicador más utilizado para el cálculo de los intereses a pagar y ha ido descendiendo hasta acabar en tasa negativa desde febrero.

Por tanto, las cuotas se han ido rebajando, pero los bancos no van a devolver dinero a los hipotecados porque a este tipo de créditos las entidades financieras aplican un diferencial que, al añadir al Euribor, convierte el tipo de interés hipotecario en positivo. 

En el caso de las empresas, aunque todavía no ha habido una emisión en el mercado primario (cuando las empresas venden por primera vez sus bonos) con intereses negativos, algunos títulos de las empresas más solventes cotizan en el mercado secundario (cuando los títulos se intercambian entre entidades distintas al que los ha emitido) a tasas negativas o prácticamente nulas. 

Es el caso de títulos con vencimiento más próximo de grandes empresas, tales como Iberdrola, Telefónica y Gas Natural. Los bonos de estas y otras diez compañías españolas están ya incluidos en la lista de activos que el BCE permite utilizar a las entidades financieras como garantía para recibir dinero en préstamo a coste cero.

Tal como afirmaba el presidente del BCE en el Parlamento Europeo, “la política monetaria del banco central ha sido el único estímulo verdadero en los últimos cuatro años; ahora hay que poner énfasis en la inversión pública, en la inversión en infraestructuras”.

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