martes, 10 de noviembre de 2015

ENVEJECIMIENTO DE LA POBLACIÓN

Los demógrafos indican que nos encontramos hacia el final de la etapa de transición demográfica, con un estancamiento del tamaño de la población y un aumento de la esperanza de vida, que está acelerando el envejecimiento.

La transición demográfica es un  proceso que ocurre en los países a medida que avanzan en el nivel de desarrollo: las tasas de mortalidad y de natalidad disminuyen de manera importante

La transición ha concluido en gran medida en los países desarrollados, pero prosigue en los que están en vías de desarrollo. El elevado crecimiento de la población de algunos países se debe a que han descendido las tasas de mortalidad más deprisa que las de natalidad,  señal de que la transición demográfica no ha terminado.

La longevidad, que apenas cambió hasta el siglo XVIII, está aumentando en las últimas décadas, sobre todo en el mundo desarrollado. La tasa de mortalidad en España (número de personas fallecidas por cada mil habitantes), que era de 8,60 en 1960, descendió hasta 8,46 en el año 2014,  y la esperanza de vida se ha elevado hasta los 80 años en los hombres y 86 en las mujeres. Solo Japón se sitúa por delante de España en esperanza de vida al nacer.

La disminución de la mortalidad se debió a tres factores: la mejora del nivel de vida, sobre todo de la alimentación; las medidas de salud pública, como el suministro de agua potable, alimentos sanos y drenaje de ciénagas, y el avance de los tratamientos médicos.

La natalidad también ha descendido aceleradamente en el mundo desarrollado en el último siglo, pasando de más de cinco hijos por mujer en 1964 a menos de dos en la actualidad. El índice de fecundidad  (número de hijos por mujer) en España es de 1,32. Un índice de fecundidad inferior a 2,1 por mujer (fecundidad de reemplazo) no mantiene estable la pirámide de población.

Como una imagen del envejecimiento en España, en el siguiente gráfico tenemos la evolución de la edad media de los hombres y las mujeres. Observamos que en los últimos 17 años la edad media ha aumentado aproximadamente 3 años, es decir, algo más de 2 meses por año.


Un informe de Naciones Unidas, “Perspectivas de la Población Mundial 2015”, augura cierto descenso de habitantes en algunas zonas geográficas, que puede extenderse también a la Eurozona en el 2030.

En el caso de España,  al final de 2014, la población  era de 46,6 millones, con un descenso del 0,4% sobre el año anterior. Los extranjeros registrados suponían un 10,5%.

Una menor población puede ocasionar la reducción de la oferta laboral, la disminución del consumo y la caída de la inversión, todo lo cual llevaría a un menor Producto Interior Bruto.

Pero hay que contar con los avances tecnológicos, que  pueden llevar al aumento de la productividad, incrementando la capacidad productiva de las personas empleadas, que son las que sostienen a la población inactiva. Algunos economistas apuntan a una menor necesidad de población activa en las próximas décadas, precisamente por el incremento de la productividad y la organización basada en la tecnología.

En cualquier caso, se debe tener en cuenta que el envejecimiento de la población y el aumento del ratio de dependencia de los inactivos respecto de los empleados puede también aumentar el gasto público en pensiones, salud y dependencia.

La inmigración puede suavizar los efectos negativos del cambio demográfico en los países desarrollados, pero los flujos migratorios dependen tanto de las condiciones que concurren en las naciones de origen como de la acogida y las políticas de integración que apliquen las comunidades  receptoras. La mayoría de los inmigrantes que llegan a Europa están en edad de trabajar, por lo que, si se les facilita la integración en el mercado laboral, pueden retrasar el impacto económico del envejecimiento.


El caso alemán es significativo. Según el ministro de Economía,  el país está afrontando la llegada masiva de inmigrantes como el mayor reto desde la reunificación. Los cerca del millón de refugiados que se esperan van a suponer un coste añadido al principio, pero el ministro cree que pueden ser la clave para aumentar la población activa y mantener la sostenibilidad del sistema a medio y largo plazo, cuando se incremente notablemente la población jubilada y pensionista. 

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