martes, 6 de octubre de 2015

LA INVERSIÓN EXTERIOR DIRECTA

Se denomina Inversión Exterior Directa (IED) al flujo financiero  neto (salidas menos entradas) de carácter duradero en un país  durante un período de tiempo. Se atribuye el carácter duradero o permanente a la compra de más del 10% de las acciones con derecho a voto de una empresa.

España ha sido tradicionalmente receptor neto de inversión exterior directa. Las filiales españolas de multinacionales de origen extranjero han tenido gran importancia  en el desarrollo industrial del país. Fue a partir de la entrada en la Comunidad Económica Europea (1986) cuando se incrementó notablemente la multinacionalización de las empresas españolas.

Desde mediados de la década de 1990, España forma parte de los países avanzados y consolida su presencia en Latinoamérica.  La entrada en el euro supuso un descenso de los costes de transacción y la caída de las barreras institucionales favoreció la presencia de empresas españolas también en la Eurozona.

A partir del 2000, al igual que el resto de los países desarrollados, España pasa de receptor neto a importante inversor en el exterior, es decir, que el stock (acumulación de flujos) de inversión directa española en el exterior  es superior al stock de inversión directa extranjera recibida.


Observamos en el gráfico un incremento notable de la inversión exterior de España, salidas de capital del país, durante el período de crisis.

Entre los años 1993 y 2012, las entradas procedentes de la Unión Europea representaron el 88% del total de inversión directa en España. Las inversoras fueron empresas de gran tamaño y con elevado contenido tecnológico.

En cuanto a las salidas exteriores directas, los países de la UE eran los receptores del 55%, Latinoamérica llegó al 26% y EE.UU. supuso el 10%.

Por sectores de actividad, las inversiones de España en el extranjero se concentran mayoritariamente en el sector de servicios públicos (telecomunicaciones, transporte aéreo, energía…) y sector financiero,  con el 81% del total. A mucha distancia, la industria supuso el 15%, y el sector primario, un 4%.

La rentabilidad lograda por las empresas españolas en el exterior supera a la conseguida en el territorio nacional, lo que viene a explicar la estrategia seguida por los inversores de buscar economías de escala y rentabilizar sus activos intangibles, introduciéndose en mercados con elevado potencial de crecimiento,  cercanos geográfica y culturalmente.


Un modelo de crecimiento sostenible a largo plazo tiene que continuar profundizando en  la inserción exterior de la economía española, con más inversión hacia el exterior y más recepción de inversión directa extranjera, lo cual supone mejorar la competitividad de las empresas. 

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