martes, 1 de septiembre de 2015

EL CRECIMIENTO POTENCIAL

La economía de un país suele funcionar a diversos niveles. A veces puede llegar a operar por encima de su capacidad normal, provocando presiones inflacionistas y elevando el déficit exterior del país. En otras ocasiones se desenvuelve por debajo de su posibilidad productiva, lo cual empeora la tasa de desempleo.

Cuando la producción se sitúa en el nivel de lo que puede conseguir de forma sostenible,  al producto resultante se le denomina Producto Interior Bruto (PIB) potencial. Es el nivel compatible con una inflación subyacente (IPC sin alimentos perecederos ni productos energéticos) estable en torno  al fijado como objetivo y con una cifra de  desempleo cercana a su nivel estructural o de largo plazo.

La capacidad productiva sostenible viene determinada por el grado de utilización del capital físico y humano, así como por la eficiencia o productividad total de los factores.

El PIB potencial suele mantener una tendencia ascendente, debido tanto a la acumulación de los factores productivos como a la incorporación de nuevas tecnologías, y desciende en las recesiones profundas, como la reciente crisis financiera, a causa del menor uso del capital físico y de la reducción de la población ocupada.

En el siguiente gráfico, recogido de un informe de “La Caixa”, podemos ver la relación habitual entre el PIB potencial y el PIB real o registrado a lo largo de las cuatro fases de un ciclo económico.


La diferencia entre el volumen registrado y el potencial se denomina  “brecha del PIB”. 

Las cifras de utilización de la capacidad productiva suelen oscilar, como promedios, entre un 70% en las fases recesivas y el 90% en las de expansión. Un caso evidente de utilización por encima de la capacidad normal sería un período bélico, cuando el país se moviliza para la guerra.

Según el Fondo Monetario Internacional, España tiene un problema de crecimiento potencial del PIB. La tasa de incremento se situaba en el 3%, pero descendió al 0,75% desde el comienzo de la crisis financiera, debido a la caída de la inversión y al aumento del paro estructural.


En su previsión para el próximo quinquenio, los analistas internacionales sitúan el potencial de crecimiento español en torno al 1,5% anual y establecen el paro estructural en el 16%. Cualquier mejora de la tasa de crecimiento requerirá reformas estructurales que permitan elevar el nivel de productividad de las empresas. 

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