martes, 18 de agosto de 2015

AUSTERIDAD Y DOBLE RECESIÓN

La crisis económica de 2007 afloró con nitidez en España cuando se cortó el flujo financiero exterior  y explotó la burbuja inmobiliaria. Al igual que otros países en circunstancias parecidas, el país tuvo que enfrentarse a los desequilibrios acumulados desde el comienzo del año 2000. Había que afrontar el elevado déficit fiscal, la deuda púbica en crecimiento, la acumulación de deuda externa y, sobre todo, el rápido incremento del paro, con el correspondiente aumento de los desembolsos por el  seguro de desempleo,  que vino a agravar el desequilibrio fiscal ocasionado por la caída de la recaudación impositiva.

En el siguiente gráfico, que muestra la evolución del PIB español en el período de la crisis, se observan dos recesiones, que tuvieron sus caídas más acentuadas en los años 2009, con el -3,6%, y  2012, con un -2,1%


La primera recesión vino impulsada por la crisis financiera global que se inició en EE.UU con las hipotecas “subprimes” (alto riesgo) y el derrumbe del sector de la construcción en España. El impacto fue importante en nuestro país por la amplia exposición financiera al exterior.

En esa época comenzó a enfatizarse el concepto de “devaluación interna”, como la necesidad de reducir los salarios para ganar competitividad. La moneda única, con una inflación en España superior a le media europea, había generado la pérdida de competitividad por precios. Ello provocó un déficit por cuenta corriente en la balanza de pagos y la acumulación de deuda externa (pasivos financieros netos con el exterior), sobre todo privada.

La segunda recesión se asocia al planteamiento de ir reduciendo el déficit público desde el -9,7% de PIB en 2010 hasta la cifra autorizada en Europa (3%) en varios años, a fin de disminuir la prima de riesgo del país. Se produce un recorte gradual del gasto público y aumentan los impuestos, con lo que  cae la actividad económica y sube el desempleo, hasta alcanzar en el 2013 un 27% de la población activa.

La política de austeridad fiscal fracasa porque, en ausencia de  una expansión del crédito y sin el crecimiento de los mercados exteriores, se profundiza en la recesión, provocando shocks recesivos, que paradójicamente incrementan el déficit público hasta alcanzar en el año 2012 el 10,6% del PIB

No se cumplió la previsión de los promotores de la austeridad de que serviría para recuperar la confianza de los inversores, porque no se activó la inversión privada en España. Al contrario, fue contrayéndose, nada menos que  un -9,1%  en 2012.

Tampoco resultó acertada la perspectiva de que para reducir la prima de riesgo era necesario bajar el déficit. Fue el anuncio del Banco Central Europeo (BCE), en julio de 2012, de que haría todo lo necesario para sostener el euro, adquiriendo los bonos soberanos que hicieran falta, lo que hizo descender la prima de riesgo de los países europeos periféricos.

Dos economistas del Fondo Monetario Internacional aportaron una nueva explicación al fracaso de la política de austeridad fiscal. Los programas que se estaban aplicando en Europa suponían que el multiplicador fiscal estaba en torno a 0,5, es decir, que el 1% de reducción del gasto público, por ejemplo, provocaba una caída del 0,5% del PIB. El análisis económico demostró que, en los países europeos del sur, el multiplicador era más elevado, en torno al 1,5, lo que explicaba el importante efecto recesivo que producían los recortes presupuestarios en España.


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