martes, 25 de febrero de 2014

EVOLUCIÓN DE LA INDUSTRIA MANUFACTURERA


La industria manufacturera, la actividad económica que transforma materias primas en artículos para el consumo, tuvo un papel determinante en el desarrollo económico español entre 1960 y 1975, aumentando su participación hasta el 39% con el transcurso de los años y consolidando el proceso industrializador.

España es un país industrializado, aunque en un progresivo proceso de desindustrialización que no viene de ahora, pero que se ha agudizado con la crisis. La industria española genera apenas el 15% del PIB, mientras que en los países más competitivos supera el 20%.

En cualquier economía, la industria es el sector de mayor productividad y el que genera el empleo de mayor calidad, por su cualificación y su estabilidad. Es, además, donde se concentran los mayores esfuerzos en innovación y desarrollo tecnológico y donde se generan los bienes que más repercuten en la calidad de vida y el bienestar de las poblaciones

España se ha convertido en el país que más reduce su peso industrial durante la crisis, sólo por delante de Grecia y Chipre. El objetivo de Bruselas pasa por recuperar la participación al 20% del PIB, lo que aportaría más estabilidad al empleo y apuntalaría la investigación.

En el siguiente gráfico podemos observar la caída del empleo de las manufacturas (industria sin incluir la energía), que vienen a representar el 70% del sector industrial.

 


El nivel de empleo de las manufacturas de España ha disminuido en el último cuarto de siglo del 20% de la ocupación total al 12% en 2012.En cuanto al Valor Añadido Bruto, las manufacturas han reducido su participación en el total de la economía, en términos reales, al 13% en 2012.

En la C.A. del País Vasco, la industria representaba el 25,3% del PIB en 2008 y ha caído al 22,1% en el 2010.

La tendencia decreciente es compartida por la mayoría de las economías europeas. El proceso desindustrializador se explica, por una parte, como una consecuencia de la progresiva externalización de los servicios en las empresas industriales y, al mismo tiempo, el aumento de la necesidad de servicios relacionados con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.

Uno de los sectores importantes de la industria española es la automoción, que dio empleo en el año 2011 a 190.000 trabajadores en la fabricación de componentes y a 60.000 en la de vehiculos.

Aunque la producción de coches había descendido desde el comienzo de la crisis hasta el año 2012 un 32%, se recuperó un 10% en el 2013, hasta alcanzar un volumen de 2,2 millones de vehículos, de los cuales el 87% se destinó a la exportación.

martes, 18 de febrero de 2014

LOS PAISES EMERGENTES EN DIFICULTADES


 
Hace tiempo que los países son interdependientes, sobre todo porque los capitales se trasladan libremente y las expansiones y las recesiones que experimentan algunos de ellos se transmiten a los demás a través de los movimientos comerciales. También influyen las alteraciones de las tasas de interés, al afectar de modo inmediato a los tipos de cambio y a las políticas monetarias de otros países.

Los textos de economía siguen recordando la crisis de octubre de 1997 en algunos países asiáticos, que obligó a devaluar sus monedas. La Bolsa de Hong Kong llegó a caer un 25% en tan solo cuatro días. Aunque se temió que la turbulencia se extendiera a otros continentes, fue posible controlar la situación y, al final de los años 90, la mayoría de los países asiáticos estaban ya en proceso de mejora.

En los últimos meses, la preocupación está centrada en los países emergentes, los de reciente industrialización y que han mostrado gran dinamismo económico. Destaca entre ellos el grupo BRIC, acrónico que designa a Brasil, Rusia, India y China, países que por su tamaño tienen impacto en la economía mundial.

En los últimos dos años, los países emergentes recibieron importantes flujos de capital privado, la mitad aproximadamente como inversión extranjera directa, para permanecer a largo plazo, pero la otra mitad como inversión en cartera y crédito bancario, en busca de la rentabilidad que ofrecían los altos tipos de interés comparados con los aplicados por los países desarrollados.

Desde que en mayo pasado la Reserva Federal, el banco central norteamericano, decidió ir reduciendo los estímulos monetarios (incremento de dinero) a la economía estadounidense, los países emergentes han ido sufriendo una significativa salida de capitales, ante el temor de la depreciación de sus monedas, que ha acabado realizándose, precisamente favorecida por las fugas de los capitales.

Los más afectados han sido los países que tiene déficits crecientes en sus balanzas de cuenta corriente. Entre ellos se encuentra Brasil, con una tasa de inflación cercana al 6% y el PIB en descenso (-0,5% entre julio y septiembre 2013)




El real brasileño, que se cotizaba en 2011 a un promedio de 1,67 por dólar se ha ido depreciando, hasta tener que entregar 2,39 reales al comprar la moneda norteamericana a comienzo de 2014.

La diferencia con los años 1990 es que en aquella época predominaban los tipos de cambio fijos, mientras que ahora la mayoría de los países funcionan con cambios flexibles, que permiten amortiguar los impactos económicos y financieros.






martes, 11 de febrero de 2014

ECONOMÍA DE LA OFERTA


Se denomina “Economía de la oferta" a  la política que defiende la adopción de medidas sobre la oferta agregada para impulsar el crecimiento económico, en oposición al planteamiento keynesiano de actuar sobre la demanda a través del presupuesto público.

En los años ochenta, tras varias décadas de predominio de la demanda keynesiana, según la cual el incremento de los salarios acaba aumentando la demanda e incentivando la producción, economistas destacados de la Administración Reagan plantearon un conjunto de medidas para reducir el gasto público y las tasas impositivas.

Los economistas de la oferta mantienen que se deben reducir los impuestos, sobre todo a las rentas elevadas, para incrementar el nivel de ahorro e impulsar la formación bruta de capital. Propugnan la reducción de los salarios como estrategia para incrementar el producto del país y disminuir el desempleo.

Admiten que la consecuencia lógica de su planteamiento es una distribución menos equitativa de la renta, pero argumentan que es meramente temporal, ya que las medidas citadas aumentarán la producción total de país y, al final, todos resultarán beneficiados.

El argumento responde a la idea de la “filtración”, según la cual cuanto más ganan los ricos, más crece el producto a repartir y algo acaba derramándose sobre los demás.

Algunas medidas de la economía de la oferta, como la supresión de burocracias innecesarias, la estabilidad del sistema legal y el impulso al progreso tecnológico son aceptadas por todos. También es cierto que las medidas de gestión de la demanda son útiles solamente para lograr resultados a corto plazo. Las medidas de oferta son las que pueden aumentar la producción en el largo plazo.

Sin embargo, la idea de que la reducción de los tipos impositivos aumenta tanto el PIB que la recaudación fiscal se incrementa, no responde a las evidencias observas por los estudiosos de la  economía norteamericana. Una reducción de tipos impositivos sin bajadas del gasto público acaba incrementando el déficit fiscal.

Se ha estimado en esta crisis que para recuperar el crecimiento hay que mejorar los beneficios de las empresas, con una devaluación interna que ha traído el trasvase de rentas del trabajo a los poseedores del capital. Y  se anuncia la reducción de los tipos impositivos para el 2015.

El siguiente gráfico, recogido del informe del Consejo Económico y Social de España, nos muestra la evolución del peso de la remuneración de los asalariados en el PIB 1985-2011

La participación del trabajo en la renta del país, que había alcanzado el 57% en el año 1992, ha ido descendiendo, con mayor celeridad desde el comienzo de la crisis actual, hasta situarse en torno al 52%

La política de filtración no ha aliviado la precarización del trabajo y la falta de seguridad vital ante la incertidumbre que supone la dificultad de asegurar los ingresos que necesitan los hogares.

Como señala Paul Krugman en un reciente artículo sobre la realidad social norteamericana, “Estados Unidos es un país mucho más rico ahora que en 1964, pero, a lo sumo, sólo un poco de esa mayor riqueza ha chorreado hasta los trabajadores que están en la mitad inferior de la escala de la distribución de la renta”

martes, 4 de febrero de 2014

EL EURO CONTINÚA SOBREVALORADO


El tipo de cambio es el precio de una moneda en relación con otra. Si la cotización entre el euro y el dólar, por ejemplo, es de 1€ = 1,35$, se quiere decir que para comprar 1,35 dólares tenemos que pagar 1 euro.

El tipo de cambio se fija en el mercado de divisas teniendo en cuenta la demanda y la oferta de cada moneda, al igual que sucede en cualquier otro mercado. El aumento de la demanda de euros para invertir en la Eurozona, por ejemplo, debido a la caída de precios en Europa, hará que suba su precio, es decir, que puedan adquirirse más dólares por cada euro. En cambio, el aumento de oferta de euros para comprar dólares, por ejemplo, para realizar inversiones financieras en EE.UU., con el incentivo de un  aumento de los tipos de interés norteamericanos, hará que caiga la cotización del euro. 

Los analistas económicos coinciden en que la moneda común de la Eurozona, a la que pertenecemos, continúa sobrevalorada, lo cual perjudica seriamente a las exportaciones de las empresas al ser los productos europeos más caros para los que los paguen con otras monedas. Al mismo tiempo, las inversiones en Europa resultan más caras.

La pérdida de política cambiaria propia, junto a la cesión de la política monetaria al Banco Central Europeo (BCE), han hecho que, en situaciones de recesión económica, no se pueda restaurar la competitividad perdida utilizando el tipo de cambio. El peso de las decisiones económicas se ha trasladado a la política fiscal, que está muy condicionada por el Pacto de Estabilidad.

La política monetaria del BCE no tiene fijado un objetivo de tipo de cambio, sino que es autónoma e independiente y está centrada en la estabilidad de precios a medio plazo. El régimen del euro es de flotación, es decir, completamente flexible, en un contexto de libertad internacional de circulación de capitales.

A corto plazo, los movimientos internacionales de capital y la rentabilidad de los activos financieros, junto a las expectativas, pueden desviar el tipo de cambio de la senda de equilibrio señalada por el diferencial de precios entre países.

En el siguiente gráfico se recoge la evolución histórica del tipo de cambio de dólares por euro:


La evolución del euro frente al dólar tuvo un primer período de depreciación de la divisa europea, que se movió desde los 1,18 dólares por euro iniciales hasta los 0,85 dólares a mediados del año 2001, posiblemente por la afluencia de capitales hacia EE.UU., atraídos por una más alta rentabilidad bursátil como consecuencia de la “burbuja tecnológica”.

Más tarde, las dificultades para financiar el elevado déficit de la balanza por cuenta corriente norteamericana provocaron la depreciación del dólar, que tuvo su punto culminante a mediados del 2008, con un tipo de cambio de 1,60 dólares por euro.

La crisis económica trajo la depreciación del euro hasta el 2012,  y los problemas de la Eurozona, junto a la desconfianza en el euro, han venido provocando altibajos, que reflejan los cambios de expectativas y las tensiones en los mercados de divisas, hasta situar el tipo de cambio en torno a 1,35 dólares por euro, claramente sobrevalorado.

Esperemos que no resulte un  impedimento para que la economía española sea capaz de continuar la trayectoria de mejora gradual que, según el Banco de España, le ha permitido salir de la fase de contracción en la que había recaído a comienzos de 2011.