martes, 12 de noviembre de 2013

ACCESIBILIDAD A LA VIVIENDA


La actividad constructora, que abarca tanto edificios (residenciales o para otros usos) como infraestructuras (obra civil), tiene un carácter impulsor en la economía.

La construcción aportó en el 2012 al Valor Añadido  Bruto (VAB) español (VAB es el PIB sin impuestos indirectos ni subvenciones) en torno al 9,1%, tras haber alcanzado cifras superiores en el período de bonanza inmobiliaria. En el año 2005, la construcción alcanzó el 13,5% del VAB del país. En ese año se terminaron 800.000 viviendas en España.

La edificación supuso en el año 2012 el 76% del total de la construcción. El componente residencial de la edificación, que llegó casi al 42% del total construido, se ha visto afectado por los precios de las viviendas,  puesto que condicionan la accesibilidad de las familias.

En el siguiente gráfico se recoge la evolución del precio del metro cuadrado en España, en euros:



Según el informe trimestral “Tendencias del sector inmobiliario”, elaborado por la Sociedad de Tasación, el valor de la vivienda en España se ha hundido a lo largo de este año y sigue sin tocar fondo.

Para analizar la demanda de viviendas se utiliza el concepto de accesibilidad, que trata de medir la capacidad de atender con los ingresos las hipotecas derivadas de la compra de viviendas. Cuando este indicador del esfuerzo de pago de las familias es inferior al 30% se dice que hay accesibilidad a la vivienda en propiedad.

Este ratio (pagos/ingresos) era de 36 antes de la crisis, es decir, que las familias tenían que dedicar el 36% de los ingresos a pagar las cuotas de la hipoteca. En el año 2008 fue en torno al 50% y descendió al 31% en el 2012. Las variaciones de precio de las viviendas, los intereses y el plazo de devolución de los préstamos están en el origen de los cambios del numerador del ratio  y la evolución de la renta disponible de las familias es la que determina el denominador.

En los últimos años, a pesar de que el ratio de accesibilidad se ha reducido notablemente, la contracción crediticia y la incertidumbre sobre los ingresos, con la amenaza del desempleo,  han acabado por ahogar la demanda de viviendas.

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