martes, 24 de abril de 2012

LOS RECURSOS NATURALES COMO FACTOR DE PRODUCCIÓN


Terminamos las entradas dedicadas a los factores de producción con el análisis de la utilización de los recursos naturales, que comprenden el suelo, el subsuelo, el agua y otros recursos que no han sido obtenidos a través de procesos de elaboración iniciados por los seres humanos.

Los recursos naturales se clasifican en dos categorías: a) renovables,  recursos que pueden ser usados repetidamente, ya que son repuestos por la naturaleza (bosques, peces, viento…), y b) no renovables, que existen en una cantidad determinada en la naturaleza (petróleo, minerales…)

 
 
Otra distinción que cabe hacer en los recursos naturales es entre apropiables y no apropiables. Los primeros pueden ser comprados y vendidos en los mercados (tierra, minerales, árboles…). La característica de los no apropiables (bancos de peces, por ejemplo) es que los mercados no sirven para fijar el precio y, por tanto, hay que recurrir a otro sistema para fijar la cantidad de recurso que se va a disponer.

Oferta rígida

La característica de la oferta de recursos naturales es que la cantidad disponible es limitada, bien porque no se pueden reproducir, o bien, porque la reposición es muy lenta y requiere muchos años (un bosque, por ejemplo). Esto es lo que hace que la oferta sea rígida: al variar el precio, la cantidad ofrecida permanece constante. Por lo tanto, será la demanda la que determine en la práctica el precio.

En la oferta de recursos no renovables (petróleo, por ejemplo) se distinguen tres dimensiones: a) el stock o cantidad en existencia en cualquier momento, que es independiente del precio; b) el stock conocido, cantidad que ha sido descubierta y que puede extraerse con el tiempo gracias a los avances tecnológicos, y c) el flujo, que es la tasa a la que se oferta el recurso para su uso en la producción durante un período dado

Cada vez somos más conscientes de que el planeta Tierra cuenta con reservas limitadas y que la tarea es gestionarlas bien para que no se ponga en peligro la especie humana

La demanda

Al ser la demanda de recursos naturales una demanda derivada, como la de todos los factores de producción, depende de dos variables: el precio y la productividad. 

Al descender el precio, por ejemplo, aumentará la demanda. La cuantía de la variación dependerá de la participación del factor en el coste total del producto que se obtiene con el mismo. Cuanto más importante sea la  participación, más sensible será la alteración de la demanda ante cambios en el precio. 

En cuanto a la productividad, a mayor aumento de la producción del bien final al utilizar el recurso natural,  la demanda del factor será mayor.

La renta económica

El ingreso total que recibe el propietario del factor está compuesto por el coste de oportunidad y la renta económica. 

Llamamos coste de oportunidad al importe por el que estaría dispuesto el propietario a vender el factor. A cualquier ingreso por encima del mismo denominamos renta económica. 

A veces, los precios del factor no compensan llevar al mercado mayor cantidad, porque puede que el factor en cuestión se encuentre en condiciones difíciles de obtener. Es el caso de algunos yacimientos de petróleo que en realidad forman parte de la oferta total, pero no se explotan porque el precio actual del petróleo no les compensa a sus propietarios. 

Por tanto, el precio elevado puede hacer que se oferte en el mercado un recurso que antes no era rentable. Así, los gobiernos cargan con un impuesto a la compra de algunos recursos escasos. Al elevar su precio en el mercado desincentivan el consumo y evitan que se agote rápidamente. Y, evidentemente, consiguen ingresos fiscales.

La importancia de los bienes naturales

El reciente conflicto con Argentina sobre YPF nos recuerda la importancia de los recursos naturales, en especial del  petróleo. Así como el respeto a las inversiones extranjeras está fuera de discusión,  también es evidente el control estatal del petróleo. El  90% de las reservas y el 75% de la producción mundial están en manos de empresas públicas. La razón es que el petróleo es en la actualidad la materia prima con más influencia en la política internacional y en el desarrollo socioeconómico.

martes, 17 de abril de 2012

LOS MERCADOS DE CAPITAL



Tal como expusimos al tratar de los factores de producción, para obtener bienes y servicios finales o de consumo, las empresas  necesitan utilizar, además de trabajo, bienes intermedios a los que se denomina capital físico (edificios, maquinaria,…). Al hecho de utilizarlos en el proceso productivo llamamos inversión 

Las empresas necesitan capital financiero para conseguir tanto ese capital físico como el circulante (tesorería, cuentas a cobrar…) preciso para  desarrollar su actividad, por lo que nos centraremos en su funcionamiento. 

La retribución del factor productivo capital, que viene determinado en los mercados financieros,  se denomina interés y se puede definir como el pago de los servicios de capital, o bien,  el precio de un préstamo.

La demanda de capital

El capital financiero que se necesita está en función de la inversión que las empresas vayan a realizar. Tratan con ella de obtener beneficios comparando el ingreso que esperan obtener de la venta de los bienes que producen con el coste que deben soportar.

Esos beneficios determinan la tasa de rendimiento del capital, que al compararla con el tipo de interés que ofrecen los mercados servirá para tomar la decisión de realizar o no la inversión.

Como regla  general podemos afirmar que las empresas demandarán capital cuando la tasa de rendimiento esperada sea superior al interés con el que se viene retribuyendo a los fondos prestados. 

El tipo de interés tenderá a bajar cuando sea superior a la tasa de rendimiento medio de las inversiones, porque las empresas no demandarán capital.

La oferta de capital

La oferta de capital la realizan las familias, que deciden ahorrar una parte de sus ingresos renunciando al consumo presente, bien como previsión por un futuro incierto, o bien, porque consideran que el interés en vigor les retribuye adecuadamente.

Hay tres circunstancias que condicionan la oferta de capital financiero: a) la renta disponible  actual de las familias; b) el ingreso futuro esperado, que si prevén que vaya a ser menor, ahorrarán más en el presente; c) el tipo de interés de mercado, que cuanto mayor sea favorecerá el ahorro.

El tipo de interés

El tipo de interés puede variar en función del riesgo de la operación, cuando existe peligro de que no se recupere el préstamo. Depende también de la garantía que ofrezca el solicitante, si aporta una propiedad o la garantía es personal, y es mayor si el préstamo es a largo plazo.

Tenemos dos tipos de interés de referencia: a) el Euribor, en el que se basan las entidades financieras para conceder préstamos a sus clientes, añadiendo un porcentaje según el riesgo de la operación; b) los tipos de interés de la deuda pública.

 Situación actual 

La desconfianza de los mercados financieros hacia España en estos momentos se manifiesta en la prima de riesgo que  se exige a su deuda, es decir, la  rentabilidad extra que se debe pagar a los prestamistas en comparación con el que se paga por el bono alemán, porque si no nadie invertiría en la deuda española. 

Además, los Presupuestos Generales del Estado para 2012 no han convencido a las autoridades europeas y, quizás lo más grave,  la economía está en recesión. El Gobierno prevé una caída del 1,7% en el PIB este año, que con los efectos recesivos de los recortes presupuestarios podría terminar el año con un descenso del orden del 3%.  

Las entidades financieras españolas, salvo un par de excepciones, necesitan el aval del Estado para conseguir recursos  y viven conectadas  a la liquidez que facilita el Banco Central Europeo (BCE), lo cual viene provocando la restricción del crédito. La situación está afectando sobre todo a las medianas y pequeñas empresas, que no se cansan de pedir la urgente recuperación del flujo crediticio para poder financiar sus necesidades de capital financiero, sobre todo para el circulante que requiere el desarrollo de sus actividades.